Un niño grita una palabra durante una audiencia de adopción. El juez no tuvo más dudas

Ago 18, 2018 by apost team

Algunas personas están hechas para ser padres; lo traen en sus venas, tienen amor y cariño para dar. Este era el caso de Mandi y Tyler Palmer. Desafortunadamente, Mandi no lograba embarazarse. Después de años de decepciones e intervenciones, parecía que los Palmers perdían la esperanza.

Cuando la diagnosticaron con enfermedad de Crohn, se desanimaron aún más, aunque los doctores nunca perdieron la esperanza para lograr que ella se embarazara, explicó Mandi,

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"Todavía tenían esperanzas, pero yo me di cuenta rápidamente de que no era posible que yo ganara peso. Así que pensé: '¿Cómo voy a ser capaz de llevar a un bebé en mi vientre?'".

Sin embargo, la decepción de los Palmer con su incapacidad de concebir a un niño se convirtió en algo positivo. Empezaron a investigar más sobre la adopción.

"Siempre escuchábamos que se buscaban padres adoptivos en nuestra localidad. Así que hablamos sobre el tema entre nosotros, rezamos y nos registramos a las lecciones", cuenta Mandi. Sus plegarias fueron escuchadas. Tan solo una semana después de haber obtenido la licencia para ser padres adoptivos, recibieron una llamada telefónica para contarles sobre su hijo, Hunter.

Ellos pasaron por algo muy parecido a lo que Mandi llama "la montaña rusa de la adopción" por un año, sin saber cuánto tiempo podrían quedarse con Hunter.

Sin embargo, después de mucha incertidumbre, finalmente pudieron decir que Hunter era su hijo y obtuvieron una fecha en la corte para hacerlo una realidad. Mandi cuenta que ese día estuvo lleno de mucha carga emocional positiva, la cual estuvieron felices de compartir con sus familiares y amigos en la corte.

Este día siempre quedará grabado en la mente de su esposo y en la de ella, con el momento en el que el juez anunció el nuevo apellido de Hunter, Palmer. Hunter ya era su hijo oficial y legalmente, y Hunter se robó el evento cuando le gritó de repente a Tyler "¡Papá!". Aunque tan solo fuera un niño, Hunter sabía muy bien que esta era una ocasión especial.

El pequeño Hunter "empezó a aplaudir y todos empezamos a llorar," explicó Mandi. Era un momento que nadie de ellos olvidará. Aunque los Palmers no estaban seguros al principio con la adopción, Mandi ahora cree firmemente que este era el plan de Dios, diciéndole a la gente: "Nosotros rezamos, ¡y sentimos como si Dios nos estuviera impulsando a hacerlo!". Ahora los Palmers son una familia verdadera, compartiendo su apellido y su amor, un verdadero testamento de amor y plegarias hechas realidad.

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