Un anciano camina kilómetros para poder alimentar a sus hijas discapacitadas, pero recibe la ayuda de unos buenos samaritanos

Oct 20, 2019 by apost team

Normalmente se espera que los ancianos sean atendidos por sus hijos, o por programas gubernamentales. Sin embargo, eso no es lo que sucede en todos los casos. En Filipinas hay un hombre que es tan viejo que ni siquiera puede recordar su edad. Y se encuentra agobiado por la abrumadora responsabilidad de cuidar no solo de sí mismo, sino también de sus dos hijas, las cuales son discapacitadas.

Tatay Arunting no tiene posibilidades de ganar dinero, así que todos los días tiene que hacer un largo viaje desde su casa hasta el pueblo más cercano, para poder mendigarle algo de dinero a los transeúntes. El viaje dura una hora en cada sentido: ida y vuelta.

La vida no siempre ha sido tan difícil para Tatay, pero con la muerte de su esposa, el anciano se vio obligado a cuidar de su familia, sin contar con la ayuda de su cónyuge.

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¡Pero felizmente, no tuvo que hacer ese viaje por tanto tiempo! Con la ayuda de algunos buenos samaritanos, Tatay pudo mejorar su situación en poco tiempo. Cuando Netizen Frances Baena se enteró de la existencia de Tatay, siguió al anciano hasta su casa y se enteró de todo lo que el pobre hombre estaba enfrentando.

Se horrorizó al ver que Tatay y sus hijas vivían en una choza asquerosa. Para obtener apoyo, Netizen recurrió a las redes sociales. Él es un internauta muy avezado, así que compartió la historia del anciano y se esforzó todo lo que pudo para encontrar ayuda a través de internet.

Tan pronto como la gente se enteró de la situación, la ayuda empezó a llegar. Las donaciones llegaban de todos los rincones, y al cabo de poco tiempo Netizen y sus amigos recolectaron el dinero suficiente para construir una casa donde Tatay y sus hijas pudieran vivir. Construyeron la casa cerca del pueblo, para que también pudieran recibir ayuda de los vecinos cuando fuese necesario.

Además de la vivienda, la familia recibió una reserva completa de alimentos y atención médica en un hospital local.

Con la ayuda de estos buenos samaritanos, y gracias a las innumerables donaciones recibidas por internet, Tatay ya no se ve obligado a caminar horas todos los días. Ahora puede quedarse en casa con sus hijas. Gracias a estas personas tan atentas, esta familia empobrecida podrá tener un futuro mucho más brillante y feliz.

Esta historia debería inspirarnos a buscar a aquellos que están en necesidad y hacer lo que sea necesario para tenderles una mano. Aunque en nuestros países contamos con algunos programas asistenciales, todavía hay muchas familias que tienen problemas. ¿Cómo piensas ayudarlos?