Perrita bullmastiff viaja unos 160 kilómetros para encontrar a la familia que la había abandonado, y esta vuelve a ser rechazada

Abr 20, 2020 by apost team

Los perros son, realmente, los mejores amigos del ser humano. Hay miles de historias reales sobre compañeros caninos extremadamente leales que hacen lo que sea por sus dueños, incluso aunque estos no se lo merezcan. Una de esas historias es sobre Maru, una joven bullmastiff. Esta valiente cachorrita de tan solo un año cruzó Siberia para volver con su dueño después de haber sido puesta en un tren para ser entregada a un criador. Su dueño original ya no la quería. Por supuesto, ella no lo sabía, así que se puso de camino para encontrar a su familia de nuevo, solo para ser rechazada por su antiguo propietario por segunda vez.

Maru es una joven perrita de raza bullmastiff. Con apenas un año de edad, Maru cruzó la estepa siberiana para poder regresar con su dueño.

Seis meses antes, había sido adoptada de una perrera de Novosibirsk. Lamentablemente, después de esos seis meses, su nuevo dueño decidió enviarla de regreso a la perrera, alegando que era alérgico a Maru.

Así que el hombre la montó en un vagón del tren transiberiano para que el animal hiciera el largo viaje de regreso.

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Pero cuando el tren se detuvo en Achinks, Maru consiguió abrir el compartimento en el que se encontraba. Saltó del tren y corrió. Aunque los trabajadores ferroviarios trataron de detenerla, ella logró escapar.

Alla Morozova, la dueña de la perrera a la que Maru se dirigía, publicó un artículo sobre la perrita en las redes sociales. También organizó equipos de búsqueda para encontrar a la perrita rebelde. Cuando ya habían pasado unos días, Alla perdió la esperanza.

Pero luego recibió la noticia de que alguien había encontrado a Maru, a más de 200 kilómetros de distancia, muy cerca de la casa del dueño que la abandonó.

Para llegar allí, Maru tuvo que atravesar recónditos bosques, llenos de osos y lobos. Fue un milagro que llegara tan lejos con vida.

Sin embargo, no sobrevivió ilesa. Sus patas y su hocico estaban gravemente heridos. Las lágrimas rodaban por su cara, aunque no hay forma de saber si esas lágrimas fueron producto de una infección o de una reacción al duro clima. Uno de los amigos de Alla llevó a Maru de vuelta a la perrera. Los veterinarios la están tratando para curarle sus heridas.

A pesar de la increíble lealtad que mostró Maru, su antiguo dueño ni siquiera se molestó en ayudar a buscarla.

¿Qué piensas del viaje de Maru y del comportamiento de su dueño anterior? ¿Crees que Maru merecía algo mejor? Déjanos tu opinión abajo, en la sección de comentarios.