El hombre lo deja todo para irse corriendo hacia la vecina mayor que le dice: "Ya no está más conmigo"

Mar 23, 2020 by apost team

Un día en 2015, un joven llamado Aldon estaba regando su patio delantero cuando saludó a una vecina que pasaba por allí, y le preguntó por su pareja. Cuando ella respondió que ya no estaba en este mundo, Aldon se acercó rápidamente y le dio un abrazo que realmente necesitaba.

Paseos habituales

All photos were used with the explicit permission of Aldon O'neill Ward III

Aldon O'Neill Ward III es el Sr. Simpatía de su vecindario, el tipo de vecino que todos desearían tener. Cuando la gente del vecindario pasa por su patio, normalmente se van con una gran sonrisa.

Aldon se fijaba siempre en una pareja de ancianos que salía a caminar cada mañana y cada tarde desde hacía años. Llevaban sus chaquetas de montaña a juego con su calzado blanco adecuado para caminar, y cada uno iba con su propio bastón. Siempre se les veía felices y de buen humor, incluso si estaba lloviendo. Saludaban a Aldon y le lanzaban besitos a los perros de Aldon al pasar, tal como este describió en una publicación de Facebook.

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Aldon no sabía sus nombres, pero sabía en qué casa vivían, y ellos sabían claramente dónde vivía con sus perros. A veces la pareja se detenía a charlar brevemente antes de continuar con su paseo.

Un día, Aldon estaba afuera junto a su caniche de nombre Griswold, que estaba haciendo guardia contra cualquier ardilla invasora. Alson acababa de poner un poco de césped fresco en su patio y lo estaba regando cuando notó que la mujer caminaba por la calle, sola. Él dice que la saludó, ella le devolvió el saludo, y entonces él preguntó, en broma: "¿Dónde está su media naranja?".

Él explica que la saludó, y ella le devolvió el saludo, y luego él le preguntó, en tono de broma: "¿Dónde está su media naranja?".

La anciana lo miró y dijo con voz temblorosa mientras lloraba:

"Ya no está más conmigo".

Todo el mundo necesita un abrazo de vez en cuando

Aldon lo dejó todo y salió corriendo a la calle. Invitó a la mujer a que le diera un abrazo de oso como si fuera su propia abuela. Ella sollozó contra su pecho durante unos minutos.

Dijo, con suave tono, que intentaba continuar con su vida como antes, y luego se puso en marcha, decidida a terminar su paseo sola. A veces, un abrazo de un extraño es exactamente lo que necesitas para obtener la fuerza interior suficiente como para hacer frente a cualquier prueba que la vida te ponga delante.

¿Tienes algún vecino simpático que dejaría de hacer lo que fuera por reconfortarte un poco? Dínoslo en la sección de comentarios, ¡y asegúrate de compartir esto con tus amigos y familiares!